domingo, 17 de enero de 2016

Vivir En El Extranjero


Desde chica soy una apasionada de mi profesión. El periodismo, siempre estuvo presente en mis tardes cuando jugaba a entrevistar a mi abuela mientras ella cocinaba sus deliciosos platos árabes. Nunca tuve problemas de jugar sola porque me deleitaba con mi valija de periodista anotando historias e imaginando programas de radio. 
Siempre me conmovió la idea de ser extranjera, invisible, observadora. Hoy estoy viviendo en Italia y puedo gozar de esas sensaciones. Vivir en el extranjero tiene muchas satisfacciones. 
Primero el cuerpo necesita su proceso de adaptación, al llegar a Milan sentí un frío de película de terror que nunca había sentido en mi vida. De noche cuando caminaba se me congelaban las neuronas, sentía mucho frío en las orejas, en la cara que ya no sabía como cubrirmela. Y fue así que caí una semana en cama con fiebre, pero ese proceso me ayudó a conocerme mejor y a abrigarme más porque bueno... los remedios no son tan baratos acá. 
Lo fascinante es que lográs sentirte en tu casa en cualquier lugar. Dejar las comodidades a las que estás acostumbrado suena difícil pero de esta forma vas más liviano por el mundo y menos atado a lo material. 
Aceptas la incertidumbre porque te relajás y empezás a vivir el momento presente. Aprendes a estar con vos mismo, que es una hermosa cualidad del ser humano. Viajar es cruzar fronteras y superar nuestros propios límites.
Ves la vida desde una perspectiva diferente. Aprendes de la nueva cultura. Me pasa que cuando llego a un nuevo destino siempre percibo un aroma particular. En Italia fue el aroma a café, intenso, negro. Bienvenida a la capital del café. Si bien traje mi equipo de mate, como buena costumbre argentina, no puedo negar que el café tiene su encanto: un capuccino espumoso a la mattina para arrancar el día, un lungo al paso para cortar la siesta y darte unas dosis de energía y un moka express en la mini Bialetti blanca que tengo en casa para terminar el día.  Se disfruta. No solo el café es delicioso sino todo lo que te imagines de comida. La materia prima es de muy buena calidad. Con el Olio Di Oliva y el Formaggio que hay acá, cualquier cosa que cocino me queda gourmet. El aroma y el sabor de los platos es hacer el amor con el paladar constantemente (Italia Is Love). Donde sea que te sientes a comer vas a comer excelente, sea de primer nivel el restaurant o no. 
Al conocer gente te das cuenta que no todos se manejan de la misma forma. Un día fui a saludar a un grupo de chicas que estaba por conocer y yo me lancé como para abrazo y beso, bien argentina confianzuda, pero bueno del otro lado vino un apretón de manos y un: "Piacere". Y bueno "Piacere". El trato es más formal.
Lo que me gusta de las grandes ciudades como Milan es la infinidad de actividades que hay para hacer y lugares para conocer. Museos, teatros, ferias, parques, tiendas de ropa, bares para todos los gustos, restaurantes de diferentes tipos de comidas, arte para el alma, música para los oídos y arquitectura para los ojos. Lo mejor que le puede pasar a un culo inquieto es vivir en una gran ciudad. Caminar por Milano y ver como luce su outfit la gente, te hace sentir todos los días en una película nueva. La gente comunica con su manera de vestir y eso me fascina. Y también me fascina que nadie este pendiente de la mirada del otro. Cada uno va haciendo su mundo por el mundo. Que hermoso, no?
Vivir en el extranjero te permite aprender el nuevo idioma de una manera más relajada y es mientras vas viviendo el día a día: una compra en el supermercado, una cena con italianos, viendo programas de televisión en casa. De las más diversas formas, te vas a terminar sorprendiendo de tus habilidades lingüísticas.
Me sigo enamorando de la vida, por el mundo, todos los días un poco más. Capturando alguna foto. Escuchando el crujir de las hojas al pisarlas caminando por una plaza. Tomando un capuccino caliente y escuchando el ruido de la máquina de café que trabaja sin cesar. El olor de la pasticceria. Un buongiorno de alguien que entra a un bar. El sonido del tram que llega. Contemplar el duomo. Sentir el sol que me acaricia.

"La libertad y la simple belleza son muy buenas para perderselas" - Alexander Supertramp (Into The Wild - Movie)

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